De todas las estrategias creativas, una de las actividades
más atractivas descrita por observadores y por los propios
educadores del aula: es el cuento. Los niños manifiestan un gran interés
por participar en esta actividad, por tanto, es de mucha importancia esta
estrategia para revelar sus aportes y beneficios al desarrollo del
lenguaje oral. El cuento es extraordinariamente favorable para la
adquisición del lenguaje.
Rojas (2001) sostiene que los relatos “permiten a los niños
y niñas usar la imaginación. Esta funciona como cimiento del
pensamiento y del lenguaje y reacciona estimulándola creatividad,
proyectándolos en el futuro y dando la posibilidad de revivir el pasado” (p.
43).
Se caracteriza porque tiene una enseñanza moral; su trama es sencilla y tienen un libre desarrollo imaginativo. Se
ambientan en un mundo fantástico donde todo es posible.
Según Mayorga (2000) los cuentos infantiles se pueden clasificar
de acuerdo a la edad del infante:
Niño de 0 a dos años:
Libros de imágenes, lectura de versus, lectura
con juegos de manos, lectura de paisajes, rimas. A esta edad es
necesario repetir varias veces los versos, los pequeños cuentos con
juegos de mano. Debe el niño gradualmente intervenir en la historia. Los
logros no se ven inmediatamente por lo que hay mucha paciencia en
repetir la misma batería de cuentos una y otra vez. La lectura debe ser
de imágenes y enseñarle a descubrir solo los objetos grandes de un
cuadro. Objetos que deben ser familiares para el niño.
Niño de 2 a 3 años:
A esta edad son capaces de escuchar historias un
poco más largas y complicadas pero con el apoyo de ilustraciones que
les ayuden a interpretar las palabras que están escuchando. A esta
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edad debe irse estableciéndose una relación entre imagen y palabra.
Libros de imágenes que ya tengan palabras, lectura de historias
rimadas, lectura con juegos corporales, reconocimiento de personajes de
la historia.
Niños de 4 a 5 años:
A esta edad el niño reconoce muchos libros, y
muchos cuentos. La narración de cuentos le fascina pero no solo
oírlos, sino inventarlos, dibujarlos y actuarlos. Cuentos un poco más
extensos pero sencillos, tiernos, graciosos. Los cuentos deben ser
lineales, con frases recurrentes. Cuentos en verso o narración que de
mucho ingenio. La temática de los cuentos debe ser sobre seres o
objetos conocidos por el (la familia, animales, juguetes, etc.).
Estructura del cuento infantil
- La introducción, palabras preliminares o arranque, sitúa al lector en el umbral del cuento propiamente dicho. Aquí se dan los elementos necesarios para comprender el relato. Se esbozan los rasgos de los personajes, se dibuja el ambiente en que se sitúa la acción y se exponen los sucesos que originan la trama.
- El desarrollo, consiste en la exposición del problema que hay que resolver. Va progresando en intensidad a medida que se desarrolla la acción y llega al clímax o punto culminante (máxima tensión), para luego declinar y concluir en el desenlace.
- El desenlace, resuelve el conflicto planteado; concluye la intriga que forma el plan y el argumento de la obra.
Características del cuento infantil
Para Sastrias (2005) en términos generales, las
características del cuento infantil son:
- Lenguaje: Claro, sencillo, conciso.
- Vocabulario: Adecuado a la edad del lector. Es conveniente que se incluyan nuevas palabras para que se amplíe su conocimiento del idioma.
- Tema: Divertido, interesante y fácil de comprender. Podrá ser: realista, mágico, fantástico, didáctico, humorístico, de aventuras, de ciencia ficción.
- Extensión: Estará de acuerdo con la edad del lector; cada cuento podrá ser de menos de una cuartilla, hasta 60 o más. Preferentemente, el libro deberá estar dividido en capítulos o en narraciones cortas.
- Presentación: Al igual que la extensión, deberá estar en relación con la edad del lector. Su formato podrá ser de media carta o más pequeño, hasta tamaño cana u oficio.
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